Intento N°3: Hagamos la mejor novela del mundo
Frente a las ideas derrotistas, los insultos, el viejo puto de Nadal, los tacos de la rectora y mis descolocadas emociones, todo tenía cierto sentido. No más por lo que pensara o lo que sintiera, sino era algo que no me dejaba detener mis acciones, era hasta absurdo y casi ridículo. Una especie de mandamiento o pensamiento firme del cual no me podía desprender, ¿Acaso es normal para mí hacer todo esto? Espero que lo más próxima a mi vida sea está respuesta. Lo único que sí tenía bien en claro era que mi idea de novela en sí es genial pero "carente de emociones", necesito "pulir" esa área, es por ello que era muy previsible lo que haría pero a mi manera, sin cuestionamientos ortodoxos.
-Otra vez pensas aquello, ¿cierto? -Kevin me despertó de mis reflexiones, otra mañana, otra lata de gaseosa y otra sesión de sus disparatadas ideas.
-Veo que me llevas muy bien el apunte.
-¿Qué serían? ¿cuatro o tres años?
-Podría ser una eternidad si cuento las veces que hablamos desde la primera y para tu información son cuatro años de amistad.
-Cuatro años es mucho tiempo, todavía pensando en ello, sigue complicado ¿no?. -Lo miré con un gélido gesto mientras tomaba un trago frío, observé fijamente los árboles.
-Y hará mucho tiempo de aquello, no lo sé, cada año se pone peor... -solté una carcajada.
-Es bueno verte reír, viejo, ¿estabas pensando en Bianca, verdad? ¿está fuerte la "wacha", no?-seguí riéndome, le dí una palmada en el hombro.
-Vos sí me seguís el apunte vos -y entre dientes le dije- está más buena que comer un asado, fiera.
El sol translucía entre los cristales de las ventanas, se oían voces y pisadas en los pasillos, la muchedumbre estudiantil arremetía en el bufet por comestibles, el último recreo había iniciado y yo tomaba notas como de costumbre, sentado en el banco a orillas de las rejas que me separaban de los árboles y el verde de la naturaleza. Pensar que este lugar es plácido cuando quiere, "aquí no pasa un alma" -me dije-, a lo lejos pero no distante, un eco pobre, cabizbajo y casi simpático se oyó cerca mío: "Un silencio tan lindo como el de un cementerio...", tragué saliva mirando hacía el extremo del banco, la figura de una chica se presentaba ante mí, parecía algo pálida o quizás era el color casi albino de su piel, de mirada espectral pero tranquila mostrándose en un simple uniforme de escuela.
-¿Disculpa? -pregunté.
-Decía que es muy lindo este silencio.
-¿El silencio?
-Si, el silencio, me gusta mucho el silencio.
-¿Y el cementerio?
-De acá podes tomarte el 50 a 10 minutos tenes el más cercano.
-¿Qué? ¿Me estás jodiendo? -posó su mano tapando su boca, riendo extrañamente sin ganas y por lo bajo, reparó.
-¿Sabes?, el silencio más hermoso lo encontras en lugares poco deseables, dejando de lado el contexto poético, un cementerio es un ejemplo muy acertado. A todo esto, supongo que te gusta el silencio ¿no?.
-Bueno, es obvio que sí, sino no estaría acá. No me gusta el ruido, me disgusta el hecho de escuchar estupideces en público o "del público" es por eso que en los recreos suelo estar por acá.
-Ya veo, es más o menos lo que pensé.
-¿"Lo que pensé"? ¿Por?. -ella se acercó un poco más a mí, me alejé un poco.
-Digo, si algo es habitual ¿por qué debería cambiar?, el hecho de que estés acá es habitual, si se sabe que tenes una libreta, un lápiz, te sentas en el lugar donde el sol da sin cambiar de posición, suponiendo que estamos en otoño, no creo que sea la primera vez. -dejé de escribir, giré mi cabeza para mirarla.
-Muy interesante, no sabía que tenía una acosadora personal. -la chica acerco su cara a mí, pegó una veloz mirada a la cerca y río cabizbajamente otra vez. -okey... creo que hoy no fue un buen día para venir acá. -me puse de pie, ella me sentó tironeandome de la ropa.
-Escuché que hay un nuevo taller, ubicado en el edificio viejo del instituto autoproclamado "Taller de Experimientos", es curioso.
-¿Curioso el qué?
-Curioso, muy curioso porque no se de que va con eso de "experimentos", sobretodo por su creador, hay rumores de que estuvo involucrado en el incidente del incendio en el instituto, de todas formas, vaya a saber uno que clase de chico es... ¿no? -levantándome me fui alejando de ella.
-Seguramente debe ser un tipo interesante, aparte deberías dejar de cotorrear con tus amigas, ¿no? -ella me observó en silencio, clavó sus ojos en los míos como si quisiera paralizar mis pasos.
-Ah, debe ser complicado escribir con la mano vendada, ¿a qué sí?, y otra cosa, dame uno de esos caramelos de miel de tu bolsillo.
-Sí, perdé cuidado, me voy a recuperar rápido -busqué en mi bolsillo un caramelo y se lo lancé- tomá, y espero que te recuperes de tu dolor de garganta.
Sonaba la última hora junto con el timbre, todos se retiraban marchando a paso medio en los pasillos, como hormigas, yo en cambio iba en sentido contrario. Conforme iba caminando hacía el viejo edificio del instituto, no pude dejar de pensar en esa extraña chica del recreo, además dijo algo de "un cementerio" y que "el silencio se puede encontrar en los lugares menos deseados", sinceramente para conocer por primera vez a una persona esto no era tema de conversación, digo, podía haber hecho la misma boludes que hacen la mayoría de las chicas y listo: mirar bonito, reír y decir algo estúpidamente obvio. En fin, lo que me disgusta más era el hecho de la retórica como tarjeta de presentación, hay una clase particular de mujer que me saca de las casillas realmente y tiene más o menos la mitad del cartón de lotería lleno, no me importa, esta chica es... UNA VERDADERA ZORRA...
-¿Quien es una zorra? -Levanté la vista, miré mis manos frente a una mesa, en el otro extremo Bianca estaba observándome y repregutándome -¿Quien es una zorra, Tadeo?
-Ah, nada, nadie, cosas mías, antes que nada decime como carajo llegué acá, por favor...
-Eh, entraste, saludaste normalmente, luego te sentaste, me dijiste que esperara unos segundos y mirando esa libreta gritaste "¡una verdadera zorra!", ¿estás bien? -en efecto, odio los lapsus.
-Mmm, bien, no importa, vamos al punto porque no podemos perder tiempo, como sabes este taller lo creé en conjunto con vos gracias a la rectora.
-Sin mi consentimiento. -me interrumpió Bianca.
-Dejame terminar che. Lo importante, ahora sí, es que la finalidad del mismo es simple, es "experimentar", sea lo que sea que quieras hacer, nosotros podemos hacerlo realidad.
-Un momento, esto... o sea, es simple en apariencia, pero... ¿no es complicado al mismo tiempo? -Bianca tomo uno de sus mechones de cabello alisándolo entre sus finos dedos y mostrándome una mirada de desconcierto prosiguió. -¿Cuanta guita pensas sacar de esto?
-Nada che, nada, no comencemos a debatir sobre la paradoja que puede llegar a crear eso, no te prestes a la confusión, carajo, ¿ustedes las chicas adolescentes son siempre así de cortas? -Bianca bufó.
-Entiendo porque tenes millones de amigos y una hermosa novia...
-Callate la boca, no es momento para molestarse por nimiedades. Primero necesito mostrarte mi concepto de "experimento".
-¿Concepto? No existe una definición de eso en el diccionario.
-¿Un diccionario?, pufff, el que escribió eso... es puto. La gente vaga usa el diccionario, no os preocupéis pequeña chica blanquita de la realeza, te voy a explicar la verdadera naturaleza de experimentar. -Y así las horas pasaron, intentando inculcar un poco de mis dilemas en esa cabesita rojiza y testaruda, llanamente le expliqué que deberíamos hacer una novela.
-¿Una novela? ¿Escribir una novela?
-Sí, una novela pero no cualquier novela, es LA novela, esta es una buena idea para comenzar, si te parece.
-Bueno, sos el fundador del taller, cualquier cosa que tengas en mente está bien...
-¡Genial!
-...siempre y cuando dé mi consentimiento y me preguntes que tenes en mente.
-Oh... no te vas a arrepentir, sí. Te lo puedo asegurar.
-¿Por qué será que esa sonrisa tuya no me convence?...
Así pasamos nuestros primeros días luego de clases, religiosamente en esa aula de muebles viejos y sillas frías, la calefacción apenas funcionaba, las ventanas empañadas del frío otoñal, Bianca intentando calentar sus manos con su aliento. Era viernes y necesitábamos algo más que simples palabras escritas en la pizarra, miré mi libreta por ideas extras, Bianca hacía crucigramas y divagaba sobre lo estúpido que es hacer una novela cuando no se tiene emoción para siquiera dar una idea en concreto, yo le propuse que podría dar una mejor perspectiva, entonces me dijo "que podría comenzar con algo distinto a lo que escribía" aunque dentro de mis conjeturas no tenía nada en claro, me faltaba claridad y ella no ayudaba. Faltando una hora para irnos las cosas no podrían ponerse más aburridas, entonces a Bianca no se le ocurrió mejor cosa que comenzar a joderme.
-¿Cuanto falta?
-Una hora.
-¿Y ahora?
-Cincuenta y nueve minutos.
-¿Y en un rato?
-Que se yo, cincuenta y ocho minutos.
-¿Cuanto tarda un rato?
-No se, ¿cuando cerras el pico? -Sus ojos me dieron una mirada fija.
-No vamos a terminar nunca más, ni siquiera sabemos a donde disparar y menos acá sentados, creo que debemos salir e irnos para despejarnos un poco, ¿entendes?. No es que la respuesta va a tocarnos la puerta en ese momento -dicho esto miramos la puerta unos segundos, íbamos casi dos minutos... -¿qué estamos haciendo?
-Para, shhh.
-Sos un tarado. -un golpe repetido y débil en la puerta retumbó en el aula, me apresuré a abrir.
-¿Qué la respuesta no viene a nosotros? Estás feamente equivocada, cabeza de fósforo. -giré el picaporte para descubrir una suerte de chica, de esas féminas sorpresas que te depara el destino o la mala fortuna, reconocí al instante ese aroma dulzón de un caramelo... de miel.
-¿Vos? Maldita zorra, decime que carajo se te ofrece.
Ella nos miró por unos segundos, entró y sentándose se acomodó plácidamente en mi silla preferida, disparó rápidamente una respuesta contundente a mi amable demanda.
-Necesito ayuda, es simple.
-Ahh no, para, vos... -Bianca me interrumpió.
-Increíble que nos vengas a pedir ayuda.
-Bianca, ¿la conoces?
-Algo así, igual como si nadie pudiese no conocerla, es otro de los grandes talentos del instituto. Como te puedo decir es algo parecido a un genio. -y mientras decía esto, la pequeña genio intentaba atrapar un punto que hacía con mi puntero láser.
-Che, ¿estás segura que ésto es un genio? -guardé el puntero- en fin, nena decime que precisas.
-"me que precisas".
-Bianca, ¿me está jodiendo esta nena?
-Luego quiero que me digas donde conseguiste uno de esos, están geniales.
-¿Lo qué?
-Ese coso láser.
-Bueno, no cuesta caro lo compré por internet, bancá, no me cambies el tema, no nos dijiste para qué viniste.
-Tadeo, ya basta de estar tan alterado, a ver deberías presentarte antes, ¿no?
-Es cierto, mi nombre es Sharlod Holmes, seguramente les suena familiar el apellido. -la miré por algunos segundos.
-Supongo, me recuerda a ese famoso detective londinense de mediados de siglo, dicen que murió como un idiota o que era un idiota, no recuerdo.
-Fue mi antepasado. Okey, no vine a darles clases de historia, vine porque necesito que me ayuden a encontrar algo.
-Es raro que siendo pariente de los mejores sabuesos, justo vos no puedas encontrar algo.
-Perdonen pero estoy algo desesperada y como no avanzaba en la búsqueda... -A todo esto, Sharlod se tapó la boca tímidamente y desganadamente rió por lo bajo. Bianca me miró buscando una respuesta, le mostré una cara desconcertante, entonces seguí el interrogatorio.
-Bueno, bueno, ¿y qué se te perdió?
-Un gato -dijo la chica.
-¿Un gato?, o sea ¿un gato de gato?
-Un gato. Sí, es mi mascota y se me perdió por estos alrededores, vivo cerca de acá. Estoy preocupada porque hace un par de días no lo veo...
-¿No estará en época de apareamiento?, es normal que los gatos se vayan por días y vuelva, aparte son animales muy independientes, digo.
-No lo creo, no es normal esto, ella siempre fue de estar a mi lado y salir poco, pero esto es diferente, tengo miedo que le pase algo. -Un sonido estridente rasgo el aire, una frenada que paralizó la mirada de esa chica y entreabrió su boca. Automáticamente corrió escaleras abajo por instinto, estaba claro que su mascota era importante para ella, más aun que nosotros la siguiéramos.
El chispeante gasolero en cuestión era del profesor Nadal, típico de su Renault Fuego, poco cuidado pero ordenado y tan añejado como él, de color algo rojo desvencijado, bajo la ventanilla para soltar algunas puteadas, sacó otras dos veces la cabeza para revisar y subió la ventanilla. Sharlod, apresurada, se tiró en la trompa del auto y metió la cabeza debajo del chasis, Nadal bajó para levantarla del brazo.
-Disculpe señorita, ¿me puede explicar que hace? -entré en escena como jesus con sandalias.
-Ejem, ¡profe Nadal! Que gusto verlo por aquí. -levanté mi mano en son de paz.
-¡AHHH, Arsen!, ya me parecía, ¿por qué será que no me extraña?, ¿se puede saber que hacen aquí?
-Bueno profe, para empezar, estamos en pleno acto de las actividades extracurriculares y como usted sabe, mi trabajo empieza donde termina el suyo. -fanfarronee, lo sé.
-Lo siento profesor, estamos buscando la mascota de Sharlod.
-¿Sharlod? ¿Sharlod Holmes?... oh, lo siento señorita Holmes, espero me disculpe la intromisión. -Nadal reparó velozmente, ni decir que rió nerviosamente como si no hubiese pasado nada, ¿acaso Sharlod era tan genial como todos pensaban?, me resultaba complicado entender su estado de "prodigio", pero como todo, su inmunidad diplomática era realmente útil, por lo menos para detener a este idiota. -bueno, vi una sombra moverse frente a mí cuando salía del estacionamiento y frené, pero no pude ver bien al animal, no se si era un gato.
-Bien profe, gracias por la info, nos vamos, que tenga buena suerte.
-Un... un momento, señorita Holmes debería regresar a su casa, ya está anocheciendo. -Nadal insistió.
-Lo siento Señor Nadal pero necesito encontrarla, es muy importante.
-Discúlpeme, lamento su perdida aunque su seguridad es primero, recuerde que la calle es peligrosa, además debe estar un adulto que supervise dicha búsqueda y yo debo regresar a casa, chicos ustedes también deberían irse.
-No viejo, no nos vamos nada.
-¡¿Qué?! Arsen, unas chicas indefensas en plena calle de noche es peligroso, además... ¿como "viejo"?
-¿Peligroso?, ellas no van a matar a nadie, son bien mansitas y amables. -Nadal disparó una mirada de desprecio.
-No me tomes de tonto, pendejo, es obvio que corren riesgo de que les pase algo, no están con nadie que las proteja.
-¿Qué no? Puff, ¿no me vé acá?, conmigo es más que suficiente. Ahora por favor, vuelva a su hogar que seguro que lo están "extrañando". Bye.
Dejando atrás a ese profesor desgraciado, vagamos por el colegio arrastrándonos entre las sombras de los edificios y los árboles, Bianca bufaba por todo, porque le dolían los pies, porque es difícil encontrar un gato en un lugar tan grande, porque era de noche y no veíamos un carajo, no se quejaba del gobierno porque no éramos comunistas, en fin. Luego de 30 minutos, nos dirigíamos para el edificio viejo, Bianca seguía con su querella.
-Esto es imposible, ¿encontrar un gato a esta hora y en este lugar?, dejense de joder, que linda decisión la tuya, "líder".
-Para un toque, hermana, que te quejes y me des razones sin sentido no me hace el villano acá, en la historieta la boluda sos vos... AH! -sentí un golpe seco en las costillas.
-Te mereces este y otros golpes más, por machista.
-No... ah... no soy machista, ni feminista, solo creo que el único genial soy yo, y si mis cálculos no me fallan, y nunca fallo, estoy en un cien por ciento correcto. ¿A qué sí Sharlod?, Eh, ¿y Sharlod?
-No está.
-¿Qué? ¿donde carajo está?
-No sé, la perdí de vista mientras discutíamos, ¿ves todo por tu culpa?
-¿Cuando? ¿siempre es mi culpa, no?, dejate de joder, si esto fuera una novela el autor que te creó debe de ser un tarado que toma café todo el día y mira anime.
-A ver, calmémonos un momento. Tenemos que encontrarla rápido, es peligroso.
-Perfecto, dame tu celular. -Me lo cedió, copié a velocidad inhumana su número y le dejé el mío. -¡tomá! Apenas la encontras, me llamas, yo voy para el edificio viejo, vos volvé al instituto por el camino seguro y busca de nuevo, llamá en 15 minutos.
Me apresuré al edificio viejo, la graba del suelo se sentía debajo de mis pies como si no tuviera zapatillas. Entré, el silencio espectral amainaba por los pasillos, mis pasos imperceptibles me acercaban a las puertas de las aulas, las ventanas plasmadas de iluminación lunar dibujaban mi sombra y mi cabeza maquinaba. En efecto, me enojé por lo que pretendía Nadal, el muy forro nos daba estas recomendaciones porque era obvio que como Jefe de Preceptores no quería hacer responsable al colegio por lo que nos pasara, esto ya se había confirmado con el incidente del incendio(del cual no daré detalles), esto me demostraba que tipo de profesor es este tipo, es cierto, soy un "chico problema" pero eso no era suficiente razón para debatir las responsabilidades y obligaciones de un profesor. De todas formas, no es general pero quizás sí predeterminado, cada cual debe saber cuidar sus pasos y sobre todo cuidar principalmente sus beneficios, esto nos convertía a los dos, en este punto yo no era tan diferente de él aunque su interés hacia su permanencia como parte del personal docente no me sorprendía, y a mi llanamente se me daba por tildarlo de un completo "forro". Claro, todos debemos velar por nosotros mismos, como lo he venido haciendo hasta este momento, recuerdo las charlas con Kevin sobre como ser independiente sin considerarte un antisocial o asocial o un raro de mierda, a estas alturas, "no hay vuelo si no hay dolor", "la experiencia como maestra" y tantas giladas que nos decían los que "saben" ya no tenían el mismo valor, la gente crece y cambia, o mejor dicho, crece y se deja ver como es en verdad.
Un click rompió mi trance mental, escuché sonido proveniente de la última puerta de la mano derecha, era mi taller... vi una finísima linea lumínica que sobresalía de la puerta mal cerrada, escuché otros ruidos, luego algo cayó al piso, algo en seco que pareció rebotar, quizás sea la mascota de Sharlod, probablemente ella vino aquí para buscarlo y olvidó apagarla, sí... es lo que pasó, estoy seguro.
Como todas las malditas expectativas, no fue definitiva, no. Escuché voces y pensé que algo mucho peor pudiera estar sucediendo, algo que seguro me descolocaría, algo macabro quizás, pero no. Solo eran unos tipos intentando abusar de ella... en eso, oí sus voces de burla, eran cuatro.
-¡Qué bonita que sos!, es peligroso para una chiquita jugar sola por la noche, pero no te preocupes, nosotros tenemos tiempo para jugar con vos.
No había tiempo que perder. No puedo negar que me puse nervioso, lo que me paralizó más que nada es que solo se escuchaban las voces de ellos, pensé que la sedaron o la maniataron pero nada, ella estaba ahí solita y sola, sin forcejear, sin intentar salvarse, su rostro mostraba la tranquilidad de quien espera la muerte más horrible e inevitable, ¿qué carajo le pasa a ésta pendeja? ¿acaso no se da cuenta que está a punto de sufrir un destino peor que la muerte?, MIERDA. Busqué mi pañuelo me sequé el sudor, me saqué el cinturón, tiré la corbata y me parapeté en la esquina, bien, aun no hicieron nada, de reojo vi como estaban desvistiéndola, tenía el elemento sorpresa, era el momento.
*RING*
Mi celular rompió mi cobertura, los acosadores se alertaron, estaba jodido. Desesperado, me fijé que el llamado era de Bianca, la muy estúpida me jodió todo el día y ahora también me jodió la oportunidad, al carajo me mandé. Vi la sombra acercándose a la puerta a la cual le dí una patada lo más fuerte posible, y al escuchar el característico golpeteo seco entré triunfante.
-¡Bien hijos de puta, están todos arrestados!
-¡¿Quién mierda es este tipo?!
-No lo sé, ¿por qué nos muestra su billetera?
-Pendejo, ¿qué haces acá?. -el más alto preguntó.
-Yo hago las preguntas, carajo, ¿qué pretenden hacerle a esta chica?(estúpida pregunta por cierto), suéltenla, nos vamos en paz y nadie sale mal parado, ¿les vá?. -Los pibes en cuestión parecían más o menos de mi edad, vestidos con ropa casual y de miradas sofocantes, Bianca me había cagado el elemento sorpresa, aunque había dejado uno tirado en el piso gracias a la puerta(bendita puerta) no parecía moverse, supuse que estaba inconsciente. El drama eran los tres que restaban, observé que se replegaban al rededor mío. El alto siguió hablando.
-Que suerte la nuestra y que mala suerte la tuya.
-Entonces vamos hacerlo por las malas, "capo mafia". -le respondí, sabía bien que cabrearlos era un plan jodido y por ende estúpido, no tenía opciones, miré a Sharlod tirada sobre las mesas semi desnuda y pensé en la originalidad de esta escena de no ser por estos enfermos, la mala suerte como mi compañera.
Apreté mis puños con ansiedad mirando el vendaje de mi mano derecha, exhalé una bocanada de aire y fui por honor, aunque pensándolo bien, el honor nunca salvó a nadie.
Continuará.
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