martes, 15 de septiembre de 2015

Qué es lo realmente importante

Todos los días, más o menos desde que despierto, pienso en ella, al menos cada rato libre en que mi mente no piensa en otra cosa que en arreglar las cosas paso a paso. Últimamente me he sentido mejor por ciertas cosas, unas buenas, otras no tanto aunque una sola, SOLO UNA COSA, que podría llegar a convertirse en el arrepentimiento más mortal de mi corta existencia me mantiene en vela para mejorar paso a paso, minuto a minuto, letra a letra.

Las cosas han ido progresando y lo extraño ocurre cuando volteas tus perspectivas y te discutís todo lo que solías pensar y sentir respecto a todo, tanto cosas o acciones como personas, pensas que hubiera pasado si no tomabas ciertos rumbos, o que hubiera pasado de haberte quedado, entonces me pregunté: "¿Qué hubiera pasado si le decía a aquella misteriosa muchachita de medias de gatito que yo no estaba con ganas de salir?" y "¿Si le decía que no? ¿Hubiera sido diferente?". Todos los días me levanto agradeciendo por suerte del afán haberle dicho "SI". Nunca un "sí" de mi lado me hizo tan feliz y contento, como tan triste y por otro lado, abandonado, pero fue ese dolor de los buenos, ese que te hace madurar cuando luego de toda la mierda, de todas tus conjeturas negativas, de todas tus cabilaciones, de todas las opiniones ajenas, de todas las miradas efusivas, de amigos de años de mierda, de gente manipuladora llenadora de giladas en la cabeza y de todo lo demás acoplado a la confianza más pura y ciega de todo, después de todo eso... que todavía exista el amor incondicional a esa persona, eso... esa no me la esperaba, la verdad me sorprendió.

Y es por eso que me asesina, me mata, me traiciona mi ser y quiere alejarla porque sabe que estaría mejor sin mi, pero por otro lado, al mirar sus ojos marrones, sé perfectamente que no podemos separar nuestras mentes por esa fuerza invisible, vital y brutal desconocida que no sabemos explicar, pero que sentimos con arraigo, con confianza, con cariño... con amor incondicional.

Aprender a no mirar atrás te ata a pensar que "debes abandonar" ciertas ideas, pero ¿Abandonar una emoción? No es lo mío, cobarde soy pero no para llegar a tales extremos. Me dispuse más bien a preguntarme como es que terminé aquí y ahora, que hice para ello y que exactamente no hice para ello también... porque quien espera no es merecedor, sino el que desea, el que quiere, el que arriesga, el que evoca su vida por sus pasiones más mortales, y así lo hizo, se convirtió en una pasión para mí.
Algo de lo que nadie jamás podría entender a menos que realmente comprendiera el máximo nivel del afecto fortuito, por eso me lo reservé, para mí. Cada vez que alguien me habla sobre lo que quiere y me pregunta que realmente quiero, respondo con un "yo quiero paz, nada más, el resto se lo dejo al destino", conozco la mirada ajena de quien comprende la gloria de los vagos sentimentales pero aun así osan dar cátedra de "qué es lo que realmente importa", está de más decir que el aire es gratis.

Todos los días me despierto con la idea de abrazarla, porque lo que necesito aparte de sus palabras cálidas es de ese afecto único universal que solo ella puede otorgarme, como si estuviera preparado para el Valhalla y ella, mi guía Valkiria. La espera nos puede lastimar y fortalecernos, pero estoy seguro que me entenderá... ella me entiende, lo sé porque lo siento así.

Y como le he dicho una vez o cientos de veces: "Te quiero porque sos vos, sos la misma de siempre, la que fue, la que es y la que será, quiero todo de vos, lo malo, lo feo, lo lindo y lo hermoso, te quiero para siempre..."

PD: Seremos como los Montesco y los Capuletto por ahí pero... disfrutemos el paso a paso.

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